Ya han pasado algunos años desde que la industria musical ha cambiado su escenario de trabajo. Debido a la creación de plataformas de distribución de música online como iTunes, Grooveshark, Spotify o Deezer; el negocio de las discográficas ha sufrido su mayor transformación, pasando de la venta de discos físicos a la venta digital de música.
Siempre existieron temores relativos a éstos cambios. Los miedos comenzaron cuando la venta del formato tradicional, discos físicos (CD y Vinilos) empiezan a disminuir aceleradamente, sumado a las bajas comisiones que otorgaban éstas plataforma, al poco número usuarios que se daban de alta con cuentas de pago y la piratería. Todo mostraba un panorama oscuro para la música, llegando a pensar que el formato streaming terminaría con la industria.
Sin embargo, ha habido cambios. El pasado 2012, las discográficas obtuvieron por ventas digitales 5.600 millones de dólares según el Informe sobre la música digital elaborado por IFPI. Esto junto a la explosión de dispositivos interconectados, que han hecho que los ingresos por descargas, suscripciones, streaming y sincronización sigan en aumento.
El apocalipsis de la industria musical se está esfumando, las discográficas están adaptando a nuevos formatos y, junto al surgimiento de nuevas herramientas, favorecerá aún más la confianza en nuevos formatos.